No cabe duda de que en
nuestro mundo, nieto de la Ilustración e hijo del relativismo y del
materialismo, es muy difícil encontrar un espacio para el desarrollo del
pensamiento simbólico o el discurso mítico. La filosofía perenne, no obstante,
se mantiene viva y deviene una de las vías más sugestivas para la búsqueda
espiritual.
Esa verdad que resta
escondida en el corazón de todas las religiones, eso a lo que podemos llamar
Tradición Universal, es todavía un sendero por el que caminan filósofos,
profesores o artistas. Todos ellos configuran un grupo al que podemos denominar
Escuela Tradicional o Perennalitas.
En la presente entrada y
en las siguientes, pretendemos acercar al lector los nombres de los principales
autores que han dado nueva vida al pensamiento simbólico-tradicional en nuestra
época. Tras conocerlos, procuraremos
sintetizar en una nueva entrada, las características fundamentales de ese pensamiento a fin de dar un
marco básico para quienes se acercan por vez primera a esta corriente
filosófica.
Es imprescindible
presentar en primer lugar a Rene Guénon
(Blois, 1886- El Cairo, 1951). Filósofo y matemático, nacido en el seno de una
familia católica, es el padre del renacimiento del pensamiento tradicional.
Comenzó muy joven su
andadura a la búsqueda del auténtico conocimiento. Decepcionado por los
despropósitos de los tan numerosos grupos ocultistas de la Francia decimonónica
(el Movimiento Teosófico, fundado por Madame Blavatsky, la Escuela Hermética de
Papus etc.) Guénon deja de frecuentarlos de manera progresiva y comienza a
tener conflictos con ellos. Y sin embargo, fue en esos mismos ambientes donde
nuestro autor acabó encontrando unos contactos que iban a cambiar su vida.
Dichos contactos, (por ejemplo Léon Champrenaud y Albert Puyou, conde de Pouvourville), le llevaron
a conocer de cerca la espiritualidad oriental, la cual solo se entendía en
occidente de manera muy simplista. A partir del año 1909, Guénon entra en círculos esotéricos orientales aunténticos. Y fue precisamente en esa espiritualidad
oriental donde nuestro estudioso encontró lo que para él era todavía una forma
viva de la Tradición primordial. Occidente, antes de la Modernidad, era todavía
lo que fue el Oriente que conoció Guénon. Pero los encantos del progreso
acabaron por alejar irremediablemente a Occidente de aquella espiritualidad
original.
Pasó entonces Guénon gran
parte de su juventud estudiando bajo la tutela de maestros que participaban de
un esoterismo oriental auténtico, tradicional. De entre ellos, el sikh Hiran
Singh fue uno de los más importantes.
Tras esta etapa, ya en
los años 20’s, nuestro autor estaba preparado para comenzar su trabajo como
escritor.
A él le debemos toda una
serie de obras que, si bien deben ser revisadas y leídas con precaución en
muchos de sus aspectos concretos, son en verdad una cantera de preciados
materiales para entender y asimilar el pensamiento tradicional. La obra
fundacional fue Introducción general al
estudio de las doctrinas hindúes, publica en París en 1921. Pese a su título, es un interesante
preámbulo al pensamiento tradicional en general, no solo al hinduismo.
En tono polémico, con
clara intención de sacudir a la sociedad materialista de su momento, Guénon
continúa publicando obras que aún hoy nos hacen pensar sobre la validez de los
pilares de nuestro mundo moderno. Resultan particularmente interesantes otros
libros como La Crisis del Mundo Moderno o
El reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos.
Por otro lado, sus
feroces ataques a las corrientes ocultistas, antes mencionadas, nos previenen,
aún hoy, de los cantos de sirena que llevan al navegante a ahogarse en las
aguas de las sectas, del eclecticismo (que tanto gusta a la actual New Age) y, en definitiva,
del falso esoterismo que no consigue más que conferir a sus adeptos una pseudo-iniciación.
A este respecto se puede consultar su obra Teosofismo: historia de una pseudoreligión.
No cabe duda de que la
obra de René Guénon es muy criticable en algunos puntos, incluso para nosotros,
que somos gratos lectores de sus textos. No es difícil encontrar en ella
errores relativos al estudio de las religiones (no hay que olvidar que es un
autor de la primera mitad del siglo XX) o ideas que podemos considerar
insolidarias con tradiciones que tienen un altísimo valor para este blog. Sería
el caso del cristianismo. Para Guénon, la tradición cristiana se ha quedado a
medio camino, al igual que la judía o la mazdeísta. Según éste autor, el cristianismo
es una tradición incompleta porque, aunque es válida en su origen, su doctrina acabada de configurar por los hombres y, por esa razón, tiende a deformarse con los siglos.
Según el autor, éste no sería el caso del Islam, ya que dentro de la actual
circunstancia histórica, la religión musulmana es de las pocas tradiciones
cercanas a occidente donde se encuentra una metafísica completa y verdadera y,
por lo tanto, una auténtica iniciación. Entendemos los motivos que llevaron a
Guénon a esta idea, pero nos placerá escribir críticamente a este respecto en futuras entradas.
Sin embargo, todo esto no es motivo para ignorar su contribución al pensamiento tradicional, muy al
contrario. Guénon es el inspirador y el padre intelectual de muchos otros autores
perennalistas que vendrán. Es quien realizó el primer trabajo, el más ingrato y
duro, el de romper los moldes del pensamiento moderno para que la Tradición
volviera a tener cabida en el Occidente actual. Esta labor demoledora convive,
como hemos dicho, con el estudio y la exposición de la metafísica y la
cosmología tradicional, el arte sagrado y sus símbolos, el taoísmo, el sufismo
etc. Por esto, y por mucho más, Guénon es un autor de obligada lectura para
aquellos que sienten interés por la Filosofía perenne.
Una vez más, con tal de
facilitar el acceso a la obra de un autor de nuestro interés, adjuntamos un
link en donde se pueden leer muchos de los libros de René Guénon, además de una
sintética y práctica biografía del autor.